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INFORME FAO DESTACA A CHILE ENTRE DOCE PAÍSES QUE AUMENTARON SUPERFICIE FORESTAL

admin el 29-07-2016, visto 1060 veces 0
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“El Estado de los bosques del mundo 2016. Los bosques y la agricultura: desafíos y oportunidades en relación con el uso de la tierra”, es el título de uno de los más recientes informes realizados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El texto destaca que la gestión sostenible de los bosques y la agricultura y su integración en los planes de uso de la tierra, son esenciales para garantizar la seguridad alimentaria y hacer frente al cambio climático y sitúa a Chile entre los 12 países que aumentaron más de 10% la superficie forestal en los últimos años.

En el capítulo 4 del texto de 138 páginas, se presenta a nuestro país como uno de los siete casos de estudio –junto a Costa Rica, Gambia, Georgia, Ghana, Túnez y Viet Nam- que “demuestran las oportunidades que existen de mejorar la seguridad alimentaria al mismo tiempo que se aumenta o mantiene la cubierta forestal”. 

El informe del organismo mundial señala que en los 25 años que consideró el estudio, comprendidos entre 1990 y 2015, la superficie forestal chilena aumentó un 16,2%, la tercera mayor alza después de Vietnam (57,8%) y Túnez (61,9%). Por su parte, la prevalencia de la subalimentación se situó en menos de 5% entre 2014 y 2016.

Asimismo, en un análisis a nivel mundial del cambio de uso de suelo entre 2000 y 2010, Chile resalta como el único en todo el continente en lograr un aumento neto en la superficie forestal y agrícola. Cabe destacar que sólo 15 países del orbe obtuvieron similar dinámica, cuyo aumento promedio de la superficie forestal fue de un 8%, con un incremento de 31% en la superficie de bosques plantados. 

Todo esto en circunstancias que 33 países y territorios de todo el orbe mostraron pérdidas netas de superficie forestal y aumentos netos de la superficie agrícola; 29 evidenciaron lo contrario; y que otros 17 notificaron disminución en ambas.

Factores clave en Chile

El informe de la FAO establece siete factores que contribuyeron a las tendencias positivas en materia de seguridad alimentaria y superficie forestal en Chile. Entre ellos destaca que “se han impulsado plantaciones forestales destinadas a la producción de madera para elaboración industrial y al suministro de beneficios ambientales como la protección de los suelos mediante subvenciones a la forestación, un requisito jurídico para replantar tras la explotación y una respuesta positiva a este tipo de oportunidades en el sector privado”.  

Asimismo resalta que el crecimiento económico, en un entorno de mercado abierto y competitivo, ha dado lugar al aumento de las exportaciones y a la reducción del desempleo y la pobreza, y que “la productividad de los cultivos se ha incrementado debido al uso de las mejores tecnologías disponibles y al aumento del tamaño de las explotaciones, que ha proporcionado economías de escala”.

Otro de los puntos que destaca el informe es que los instrumentos financieros gubernamentales se han centrado en fomentar la inversión del sector privado, restaurar los suelos degradados y mejorar los sistemas de riego, como también que en las políticas locales se ha reconocido el “potencial de la agricultura y la actividad forestal, sobre la base de la sostenibilidad de los diferentes usos de la tierra”, lo cual ha dado lugar a un apoyo sólido y eficaz para ambos sectores.

Y es que el análisis de la FAO sostiene que “los bosques y los árboles favorecen la agricultura sostenible porque, entre otras cosas, estabilizan los suelos y el clima, regulan los flujos de agua, ofrecen sombra y refugio y proporcionan un hábitat a los polinizadores y a los depredadores naturales de plagas agrícolas”. El documento agrega que “cuando se integran con sensatez en los territorios agrícolas, los bosques y los árboles permiten, por tanto, aumentar la productividad de la agricultura”. 

Otro de los beneficios de los bosques y árboles que destaca el texto es que “también ayudan a garantizar la seguridad alimentaria de cientos de millones de personas, para quienes constituyen importantes fuentes de alimentos, energía e ingresos, sobre todo en momentos difíciles”.

El desafío actual, señala el organismo, “consiste en impulsar estas tendencias positivas en los países, especialmente en aquellos de ingresos bajos, donde la inseguridad alimentaria todavía es generalizada y donde se siguen perdiendo bosques”.